Hoy en día, hay todo un movimiento mundial que busca transitar el camino de un comercio con dignidad, justicia y paz.
Cuando se desarrolló, en 1964, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), se oyó por primera vez la exclamación “Comercio, no ayuda”. De este pensamiento surgió el movimiento de Comercio Justo (CJ) en el mundo, como uno de los mecanismos más efectivos para ejercer desde el mercado la responsabilidad social (Véase: http://www.unctad.org/). El tema reviste “importancia” ya que urgen mecanismos que posibiliten a los pequeños y medianos empresarios o productores agrarios, castigados por políticas de comercio internacional de carácter liberal, insertarse en el Desarrollo sustentable (DS) en un mundo globalizado. Globalización que plantea un debate de ventajas y desventajas; que transcurre a pasos acelerados, puesta de manifiesto en el crecimiento de los negocios mundiales y de las empresas multinacionales, pero también el auge de los productos regionales a altos precios en algunas zonas.
Opera el crecimiento de la globalización y la fragmentación; el crecimiento competitivo pero también el crecimiento de la concentración. Se da un cambio estructural en la mayoría de las economías motivado, en buena parte, por un creciente flujo internacional de bienes, capitales y servicios (Véase: VICTORIA, María Adriana. Derecho agrario de la calidad de la producción alimentaria en el MERCOSUR. Tesis doctoral. Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, julio de 2000).
El CJ implica no solo una mirada hacia adelante del proceso productivo sino hacia atrás, es decir que se debe tener en cuenta el propio proceso productivo, las condiciones, características del mismo y el resultado. Por lo que para que sea justo el comercio no basta con que no se violen las normas de la competencia, el libre cambio, etc., se requiere de una nueva gobernanza de la empresa de carácter participativo en el marco de la RSE (Véase: VICTORIA, María Adriana. “Comercio justo en el marco de la responsabilidad social empresarial”. Actas del VI Encuentro del Colegio de Abogados sobre Temas de Derecho Agrario. Instituto de Derecho Agrario del Colegio de abogados de Rosario, Rosario, provincia de Santa Fe, realizado durante los días 5 y 6 de octubre de 2006, editado el 25 de septiembre de 2006, en Buenos Aires, Argentina, ISBN nº 987-1087-74-8, pp. 309-324. VICTORIA, María Adriana. “Oportunidades y Retos del comercio justo agrícola en el marco de la responsabilidad social empresarial”. V Congreso Internacional sobre Derecho Agrario. La Habana, Cuba. Organizado por la Sociedad Cubana de Derecho Agrario de la Unión Nacional de Juristas de Cuba, realizado desde el 17 al 19 de octubre de 2006 en La Habana, Cuba).
El CJ internacional debe ser un motor del desarrollo económico rural para el logro del Desarrollo sustentable; se presenta como una crítica al sistema actual excluyente y una alternativa en cuanto propuesta.
El mismo es un instrumento que posibilita la sostenibilidad social y ecológica y se constituye en un eficiente instrumento para hacer efectiva la RSE.
Los “indicadores” del CJ inscriben su gestión dentro de una perspectiva de desarrollo conforme a la cual, mas que proporcionar una ayuda financiera a los países del sur, es preferible proporcionarles los medios para que ellos mismos se desarrollen, conforme al principio “comercio no ayuda”. Pero esta nueva forma de comercio no solo busca un nuevo equilibrio monetario de la relación de precios del intercambio, sino que se propone también la integración de los costos sociales y ambientales dentro del precio de los productos.
Es congruente con el movimiento actual de los pequeños productores hacia una agricultura más respetuosa de los equilibrios ecológicos. La certificación orgánica por agencias especializadas (generalmente del Norte) y el etiquetado constituyen mecanismos de comercialización y de identificación del producto que son cercanos a los del CJ. Por eso, aunque el CJ y la agricultura orgánica son diferentes, avanzan en el mismo sentido y comparten una problemática con desafíos complementarios (JOHNSON, Pierre. “Comercio justo y consumo ético”. Documento elaborado para Alianza de un Mundo Responsable, Plural y Solidario/ Enero de 2001. http://www.rlc.fao.org/proyecto/163nze/documentos/comercio/2.pdf.).
El CJ es una relación directa entre los pequeños productores y los consumidores concientes de la situación del mercado actual en la que establecen una nueva relación en términos de justicia, equidad y solidaridad; con su práctica muchas organizaciones de pequeños productores entraron en él, mejorando la calidad, con profesionalismo y con un sentido y una capacidad empresarial diferente ya que no quieren sobrevivir mediante la caridad o la compasión, con sus luchas cotidianas quieren conquistar, al lado de otros sectores concientes de la sociedad, el lugar que se merecen dentro del mercado nacional e internacional.
Para romper con la cadena de la injusticia, las empresas, cuyos dueños son las mismas organizaciones de productores, operan con otra concepción de hacer comercio, donde la ganancia se reparte equitativamente entre los miembros de la organización, ayudando así a conservar las fuentes de empleo, a mejorar la calidad de vida, el respeto cultural, la ecología sustentable, la organización comunitaria y el aumento de la autoestima y motivación.
Los productores del Sur han logrado éxito con su café y otros productos sostenibles, como el plátano. Además de eso, han tomado iniciativas económicas, particularmente dirigidas al mercado local. En este tipo de comercio, los productores y consumidores hacen un convenio con reglas claras sobre los costos reales de producción basada en una sobrevivencia digna de los productores, del cuidado del medio ambiente y la salud del productor y del consumidor, así como el precio que debe pagar el consumidor, eliminando el intermediarismo (MONROY GOMEZ, Mario Bladimir. Encargado de Relaciones Interinstitucionales de Agromercados. “La aventura del comercio justo”. Autor del Resumen del libro titulado La aventura del comercio justo. Una alternativa de globalización, por los fundadores de Max Havelaar, escrito por Frans VanderHoff y Nico Roozen; El Atajo ediciones; México, 2002; 231 pp.http://www.vinculando.org/comerciojusto/aventuracj.htm).
Los costos sociales y medioambientales de la producción deben expresarse en el precio de costo del producto. Esto sólo será posible si el mercado opera dentro de un campo de fuerzas, donde las organizaciones sociales puedan contribuir a que los precios de mercado tengan un resultado deseable desde una perspectiva social.
El CJ es una práctica comercial basada en eficiencia económica, sostenibilidad social y sostenibilidad ecológica. El precio integral es el instrumento que se requiere para la realización de estas normas.
El CJ no es sólo una relación comercial; busca ser una relación de cooperación y colaboración (partnership) entre los productores del Sur y los importadores del Norte, basada en la igual-dad y el respeto mutuo. En el CJ, el consumidor conciente adquiere no sólo productos, sino también relaciones de compromiso con los productores al estar informado del origen del producto (en los aspectos ético y medioambiental). Dicho comercio implica también desarrollar estrategias de diálogo y debate con los Estados, las multilaterales y las redes sociales, buscar la incorporación de un estatuto jurídico para el CJ en los contextos nacionales e internacional (COTERA FRETELL, Alfonso. ORTIZ ROCA, Humberto. “Comercio Justo”. www.urbared.ungs.edu.ar/textos/.
El CJ está orientado al reconocimiento y valoración del trabajo y las expectativas de los productores y consumidores, lo que permite mejorar las condiciones de vida. Se encamina a establecer relaciones entre productores y consumidores, basados en la equidad, la asociación, la confianza, la solidaridad y el interés compartido. Se encamina a obtener condiciones más justas para los productores, especialmente para los más marginados, y a hacer evolucionarlas prácticas y reglas del comercio internacional hacia criterios de justicia y equidad con el apoyo de los consumidores. En ese sentido, el CJ comprende un conjunto de prácticas socioeconómicas que representan alternativas al comercio internacional convencional, cuyas reglas son generalmente injustas para los países del Sur, y en especial para los productores rurales.
El CJ busca disminuir el número de intermediarios entre los productores y los consumidores (que generan sobre costos) y pagar los productos a un precio determinado y estable, con el fin de facilitar mejores ingresos a los productores así como desarrollar actitudes socialmente responsables en las entidades participantes en el circuito comercial. El consumidor debe consentir en pagar un precio “justo” (relativamente más alto) por un producto fabricado según criterios que conllevan el respeto a las normas de trabajo, del medio ambiente, de la cultura local, de las prácticas democráticas. El productor debe respetar dichas normas y ofrecer productos de calidad (Ibid).
Sus “orígenes” se remontan a los años 60 cuando, luego de la Conferencias de la UNCTAD de 1964 y 68, el comercio se convertiría en la más importante herramienta de desarrollo. “Comercio, no ayuda” sería en adelante la consigna. Pero el comercio sólo podría cumplir tal función a condición que a los países en vías de desarrollo se les diera una oportunidad que estuviera basada en la justicia. Sería necesario abolir las restricciones comerciales, los países desarrollados se comprometerían a introducir tratamientos preferenciales para determinados productos de países en vías de desarrollo y se introducirían cambios a nivel del mercado de mercancías para lograr un mejor funcionamiento del mismo.
Debido a que la respuesta política de los países industrializados fuera insuficiente, grupos de ciudadanos decidieron expresar su preocupación y solidaridad con los productores del Sur, optando por vender productos del Tercer Mundo a un precio justo. Fue así que nacieron las primeras tiendas de CJ, y la primera de todas abriría sus puertas en Breukelen, Holanda, en 1969.
Gradualmente tales tiendas comenzaron a propagarse a otros países. El término CJ se convertiría en un concepto universalmente aceptado el cual expresaría la idea de una sociedad formada por productores, sobretodo pequeños, de países en vías de desarrollo y compradores cuya intención y trabajo sería eliminar el sinnúmero de desventajas que actúan contra los productores, acrecentando de esta manera las posibilidades de acceso a los mercados y promoviendo un proceso de desarrollo sostenible. Precios estables y justos y el respeto por estándares laborales y ambientales son principios cruciales asociados al CJ.
Tan sólo en Europa existen más de 3000 tiendas. Este tipo de comercio ya existe en Australia, Canadá, Japón y EE.UU.
Desde 1994 la Red Europea de Comercio Justo/Network of European World Shops, aúna a tiendas en todos los países de la Unión Europea y organiza campañas comunes - como es el caso de la campaña del café y la cocoa -, así como el Día Europeo de la Tienda de Comercio Justo.
La Asociación Europea de Comercio/European Fair Trade Asociation, EFTA, cuenta entre sus miembros algunos de los más prominentes importadores. La Federación Internacional de Comercio Alternativo/International Federation for Alternative Trade, IFAT, representa aproximadamente a 100 organizaciones- organizaciones de productores, así como organizaciones de exportadores e importadores de productos de CJ, en 40 países diferentes. Durante una conferencia a nivel europeo sobre CJ Minorista, la cual contó con la asistencia de importadores, productores, junto a representantes EFTA y IFAT, se tomaron las primeras medidas con vistas a la unificación de las tres organizaciones antes mencionadas en una sola organización a nivel mundial, la cual reunirá a productores, exportadores y el CJ minorista.
El objetivo fue elaborar una definición común sobre el concepto de CJ y los criterios que lo caracterizaran en el futuro. Sin embargo el CJ es un concepto que va mucho más allá que las tiendas de CJ (Véase: VAN BEEK, Herman. “El Rol del Comercio Justo y la responsabilidad Social y Ambiental del Sector Privado”. http://www.ibc2.org/text/).
En 1988, Solidaridad, una organización de desarrollo ligada a la iglesia, impulsado por una organización indígena de cafeticultores oaxaqueños y sumando esfuerzos con grupos y empresas solidarios crea en Holanda, el primer sello de garantía Max Havelaar, tomando en cuenta la experiencia de la Organización de los Mercados Alternativos y con él se introduce el CJ a nivel del mercado de consumo tradicional.
En un comienzo fue el café, seguido por el cacao, el té, la miel, y finalmente los bananos. Max Havelaar ha alcanzado porciones del mercado entre alrededor de un 3% en el caso del café a un 10% en el caso de los bananos, y ha expandido sus actividades a otros países europeos tales como Bélgica, Dinamarca, Francia y Suiza.
Esta iniciativa de CJ consistía en certificar productos fabricados por grupos de pequeños productores que respetaban el medioambiente y criterios democráticos y de solidaridad en su elaboración y en comprarles a un precio relativamente más alto que el precio del mercado.
Luego de esta iniciativa, surgieron en casi todos los países de Europa y de Norteamérica diversas experiencias nacionales de certificación con el sello de comercio justo (fair label) y certificación orgánica y calidad, que también realizan la importación y promoción de los productos de las cooperativas, asociaciones y pequeños productores de los países del Sur.
Dicho modelo ya ha conquistado su lugar en el mercado hasta convertirse en todo un movimiento. Actualmente, 253 grupos de productores en Asia, América Latina, África y trece países europeos, están involucrados.
El CJ beneficia a más de 800 mil familias de pequeños productores en el Hemisferio Sur, es decir, a más de 5 millones de personas en 45 países.
Los pequeños productores del mundo han conquistado un mercado de importancia que mundialmente alcanzó en el año 2000 unos 850 millones de dólares. Son constructores y parte de ese mercado.
Desafortunadamente no en todos los países se puede vender buena parte de la producción en condiciones justas. Por ejemplo, los campesinos cafetaleros registrados de Tanzania no logran vender más del 6 por ciento de su capacidad de producción en condiciones justas. Esto también va por los cultivadores de cacao en Ghana, quienes sólo pueden vender una parte limitada de su cosecha al precio integral.
Por lo que se refiere a América Central, el CJ abarca entre el 15 y 20 por ciento del volumen de exportación disponible. No obstante esto, lo que ganan muchos productores con los precios de CJ sigue siendo bajo para muchos de ellos; no les permite vivir una existencia digna y realizar las inversiones necesarias en cuanto a protección ambiental.
Si bien es cierto que ya se ha logrado bastante, también hay que reconocer que el volumen de ventas del CJ sigue siendo tan bajo que aún no es capaz de incidir de manera significativa en la economía mundial. Como productores están listos para aumentar sus suministros, pero por lo visto las posibilidades de venta en los países consumidores son limitadas. Pero también, los cultivadores de plátanos pueden vender entre 60 y 70 por ciento de su volumen de producción en condiciones de CJ, una cuota de mercado que excede con creces la del café. Mientras que el gigante del café holandés Douwe Egberts aún puede permitirse el lujo de ignorar la iniciativa Max Havelaar, la amenaza que representa el plátano Oké para las cuotas del mercado de Chiquita y Dole es tan grande que las dos multinacionales no tuvieron más remedio que producir plátanos biológicos, modificando poco a poco las circunstancias de producción del cultivo regular.
Esta resonancia de las iniciativas del CJ las estructuras económicas dominantes es trascendental. Desde una perspectiva social es justamente lo que se aspira, incitar a la industria y el comercio regulares a seguir el ejemplo (MONROY GÓMEZ, Mario Bladimir. “La aventura del comercio justo”. Encargado de Relaciones Interinstitucionales de Agromercados http://www.vinculando.org/comerciojusto/).
Iniciativas similares surgieron en otros países europeos: Transfair (Austria, Alemania (http//www.transfair.al), Italia y Luxemburgo), Fair Trade Mark (Reino Unido, Irlanda) (http//www.fairtrade.net) y Rattvisenmarkt (Suecia) ((http//www.raettvist.se).
Estas diferentes organizaciones forman actualmente parte de una sola organización internacional, la FLO ya que en 1997 se unieron todas las iniciativas en FLO-Internacional (Fairtrade Labelling Organizations Internacional) para dotarse de un sello de CJ internacional. A partir de ese momento las iniciativas de CJ han trabajado conjuntamente para facilitar la exportación de los productos de las organizaciones de pequeños productores y para promocionarlo con el objetivo de mejorar la distribución desigual de bienes entre el Norte y el Sur. Su principal objetivo es armonizar los diferentes criterios utilizados por diferentes sellos de CJ.
Actualmente existen alrededor de 17 sellos en igual número de países en el mundo agrupados en la organización Sellos de CJ Internacional y se aplican a productos como café, miel, té, cacao, azúcar, jugo de naranja, plátanos y ropa, contribuyendo así a su propia forma de construir la globalización desde abajo.
La campaña de Oxfam Internacional sobre el Comercio con Justicia no es apuntar solamente a un CJ solamente, va mucho más allá de eso. El CJ se puede resumir en un producto que va desde el productor al consumidor, sin pasar por intermediarios y producidos con unas características determinadas”. Para la organización internacional, que lleva cuarenta años trabajando en este tema, al establecer relaciones equitativas en el comercio se ayuda también a los productores pobres a tener las capacidades y el conocimiento necesario para desarrollar sus negocios y salir de la pobreza (Véase: http://www.intermonoxfam.org/es/).
En México se está desarrollando un CJ interno, apuntando a la promoción de los pequeños productores, con un sello no sólo de certificación equitativa sino también de comercialización (con una marca: comercio justo).
Se ha desarrollado también una red de producción y comercialización solidaria entre productores de México y Estados Unidos de Norte América, denominada Coalición Rural (Rural Coalition).
Actualmente el concepto de CJ se ha ampliado, incorporando esta definición también al comercio interno (dentro de los países) y a la comercialización entre los países del Sur así como entre los países del Norte como también Este-Oeste, si bien el énfasis del movimiento de CJ esta orientado hacia las relaciones de intercambio Sur-Norte (y en perspectiva Este-Oeste).
También se ha incorporado el reconocimiento de la dimensión territorial, es decir, que el CJ opera desde la escala local y regional (dentro de los países) en una perspectiva de desarrollo integrado o auto centrado.
De igual manera, el CJ se vincula con el consumo ético como dos caras de la misma medalla, una no puede existir sin la otra, así como con el trueque y la moneda social como medio de cambio en economías locales y regionales y especialmente para los grupos de mayor marginación y pobreza, aunque también para otros sectores sociales. Se reconoce la multifuncionalidad del CJ, es decir, que no sólo debe analizarse como una estrategia de comercialización, sino de promoción de la producción local sostenible y sustentable, generación de empleo, relaciones de equidad entre mujeres y hombres y entre generaciones, movilización de valores ético culturales, desarrollo desde el espacio local (COTERA FRETELL, Alfonso. ORTIZ ROCA, Humberto. “Comercio Justo”.. cit.)
En Argentina se ha iniciado el movimiento del CJ donde los pequeños productores se agrupan para obtener precios equitativos por parte de consumidores socialmente responsables, siendo nuevo dicho movimiento.
La Red Argentina de Comercio Justo (RACJ) nuclea acerca de treinta entidades, entre las que se pueden mencionar: Mercado Social Solidario, Cooperativa Río Paraná, Yerba Mate Titrayjú, Fundación Silataj, Arte y Esperanza, Fundación Jovenes del Sur de La Pampa, la Asamblearia, Artesanías Argentinas, Fundacuión Gran Chaco, Surcos Patagónicos, Fundación Ecuménica de Cuyo, Red Argentina de Comercio Comunitario, Asociación Tendiendo Puentes, Fundación Jóvenes del Sur, Centro de Comercio Solidario de la Obra Kolping y Centro Ecuménico Poriajhu. Todos estos nodos están distribuidos por distintos lugares del país, tales como Ciudad de Buenos Aires, Provincia de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Formosa, Río Negro, Mendoza, La Pampa, Santa Fe y Misiones.
Asimismo, también forman parte de la Red las ferias francas situadas en varias de las provincias mencionadas.
Dicha Red cumple los siguientes “criterios” del CJ:
a) tienen formas jurídicas democráticas, transparentes en la información y distribución de los ingresos, y aseguran unas condiciones de trabajo justas y dignas;
b) existe igual ingreso por igual trabajo para las mujeres y se combate la explotación infantil;
c) se estimula el cuidado del medio ambiente y las actividades productivas sustentables;
d) se privilegia el apoyo a productores marginados o con poco acceso a la comercialización;
e) se mantiene reducida al mínimo la cadena de intermediarios entre productor y consumidor de modo de asegurarle una ganancia mayor al primero;
f) se paga un precio justo a los productores (el mejor precio posible), al contado o en plazos razonables para ambas partes y previamente acordados;
g) las organizaciones civiles se comprometen a largo plazo para mejorar las condiciones de vida de los productores, tanto en los aspectos materiales como culturales (Comerciojusto@argentina.com).
La Red de Comercio Justo, nació en agosto del 2002 en Córdoba, la misma surgió como propuesta de la Asociación de Productores del Noroeste de Córdoba (APENOC) y estudiantes del Movimiento de Base de Agronomía (MBA) para vender productos campesinos en la ciudad, ante la necesidad de modificar la relación injusta con los intermediarios que se llevaban gran parte de la ganancia. La Red de Comercio Justo como integrante del Movimiento Campesino de Córdoba (MCC) vende los productos de las distintas organizaciones campesinas que lo conforman, en general ubicadas en el norte y noroeste de la provincia de Córdoba: UCATRAS (Unión Campesina de Traslasierra), APENOC (Asociación de Productores del Noroeste de Córdoba) en la zona de Serrezuela, OCUNC (Organización de Campesinos Unidos del Norte de Córdoba), en la zona de Villa Quilino, OTRABU (Organización de Trabajadores Barriales Unidos) y familias de la zona de Cruz del Eje, UCAN (Unión Campesina del Norte) en la zona de Sebastián el Cano y el Valle "Buena Esperanza" cerca de Alta Gracia.
(Véase: Por un Comercio Justo. Por Colectivo Indymedia Córdoba, Sunday, Apr. 23, 2006. http://argentina.indymedia.org/news/2006/).
La Red de Empresas Sociales Argentinas (Redesa) está conformada por ONGs como Hecho en Buenos Aires, Fundación Farinello, Cooperativa Oncológica Aprendiendo a Vivir y el Puente verde, entre otras.
El Instituto para el Comercio Cooperativo de Entre Ríos (Icecor) organiza las “Equiferias”. (Véase: “El fenómeno del comercio justo en la Argentina”. Publicaciones recibidas 10/9/2004 http://www.autosuficiencia.com.ar/La Red Argentina de Comercio Justo (RACJ))
Durante el Iº Encuentro Nacional hacia la III Cumbre de los Pueblos de América, en la ciudad de Córdoba se desarrolló la Cumbre de los Pueblos por la Soberanía y la Integración de los Pueblos, el Foro Latinoamericano de la Economía Solidaria, el Viernes 2 de diciembre de 2005, oportunidad en que se reafirmaron los acuerdos del Encuentro Emprendedor de Economía Solidaria y Comercio Justo en América Latina, reunidos en Cochabamba, Bolivia, del 13 al 15 de septiembre del 2005, provenientes de doce países latinoamericanos y caribeños y acordaron:
1) Impulsar la articulación del Movimiento Latinoamericano de Economía Solidaria, CJ y Consumo Ético y avanzar en la articulación con redes y experiencias de CJ y consumo ético, para lo cual, en nuestro medio, hemos de fortalecer el proceso de Coordinación Latinoamericana.
2) Garantizar que, en los espacios de dirección del Movimiento Latinoamericano de Economía Solidaria, CJ y Consumo Ético, participen con equidad los productores, entre los cuales ocupan un lugar privilegiado los campesinos, indígenas, mujeres, discapacitados, encarcelados y todos aquellos sectores que padecen algún tipo de exclusión.
3) Impulsar la construcción de Sistemas de Certificación Participativa para la Economía Solidaria de CJ en cada uno de nuestros países, con criterios que sean fijados localmente y tendiendo a unificar dichos criterios a nivel latinoamericano.
4) Compartir mutuamente nuestros productos (sin excluir para ello la práctica ancestral del trueque), nuestras tecnologías, las experiencias de aciertos y errores con los que se ha construido la historia de las organizaciones y emprendimientos a los que pertenecemos. La consigna es “fortalecer el comercio Sur-Sur”.
5) Hacer alianzas con quienes, en nuestras localidades, anuncien con su práctica una nueva sociedad; es decir, por ejemplo, los que administren el dinero en forma equitativa, utilicen tecnologías respetuosas con el medio y sustentables, fomenten el turismo social, favorezcan la ecología y trabajen en forma comunitaria. Estamos convencidos de que la nueva cultura está ya surgiendo desde lo local, desde abajo, desde dentro.
6) Impulsar alianzas con otros movimientos sociales para influir en la orientación de las políticas públicas, para fortalecer la Economía Solidaria y el CJ en las localidades, el país y la región, según los principios de equidad, transparencia y gobernabilidad.
7) Oponernos a las certificaciones de FLO en grandes plantaciones (agricultura industrial) y de las certificadoras en la producción orgánica en plantaciones.
8) Fortalecer las redes de economía solidaria para seguir construyendo la Red Intercontinental de Promoción de la Economía Social Solidaria (RIPESS); Sumar nuestro esfuerzo, y el de nuestras organizaciones, al gran empeño de todas las organizaciones que participarán en la agenda internacional, tales como la III Cumbre de los Pueblos de América (Mar del Plata, noviembre 2005), 3er. Encuentro Intercontinental de Economía Solidaria (Dakar, noviembre 2005) y el IV Foro Social Mundial (Caracas, enero 2006). Véase: http://www.cumbredelospueblos.org/.)
En Cuba, la Asociación Nacional de Agricultores pequeños (ANAP), a través de redes de CJ y Solidario en Europa, comercializa productos como el café, zumos o azúcar a los que se da salida a través de tiendas solidarias (Solidaridad para el Desarrollo y La Paz. http://www.sodepaz.org/tienda/).
Asimismo los productores de naranjas cubanos se afiliaron al sistema de CJ (Los productores, empezaron a invertir el premio de CJ en nuevos sistemas de riego; la productividad aumentó a 18 toneladas de naranjas por hectárea, en comparación con las 8 toneladas que produjeron cuando fundaron la cooperativa en el año 1979. Los agricultores decidieron utilizar el premio de CJ para construir un nuevo garaje, reconstruir y amueblar el taller y para construir un centro recreativo, que será utilizado para una serie de actividades, desde reuniones de la cooperativa y reuniones comunales hasta bailes. También se está planificando construir un vivero, para poder cambiar algunos de los árboles más viejos y para experimentar con nuevas variedades. Véase: htpp//.www.fairtrade.net).
El día internacional del CJ se celebra el segundo sábado de Mayo de cada año, y es promovido por IFAT, Asociación Internacional del Comercio Justo.
Pero dicho CJ es posible si el “consumo es responsable”, es decir cuando la selección de lo que se consume es hecha no sólo considerando las conveniencias personales, sino también el bienestar colectivo. Eso es posible cuando las personas comprenden que el acto de consumir tiene un impacto sobre todo el ecosistema y sobre la sociedad en general. El consumo es la última etapa del proceso productivo y las elecciones de consumo, hecha por los individuos como por la sociedad en su conjunto, pueden influenciar en la generación de empleo, en el mantenimiento de los ecosistemas, en el reciclaje de materiales, en la reducción de la contaminación, y en la distribución de ingresos (Documentos del Foro. “Comercio justo y consumo responsable”. http://www.equitativo.com.ar/icecor/foro_comercio_justo/documentos_foro.htm).
El CJ no sólo implica las relaciones comerciales, también implica las relaciones con quienes producen, que están recibiendo un precio mucho más justo porque se evita un canal que es el intermediario. Se otorga más responsabilidades a esos mismos productores y compradores.
Genera “beneficios” positivos y directos hacia el desarrollo sustentable de los pequeños productores, con repercusiones benéficas en el sector agrícola y por ende en la economía del país.
A ello se puede agregar que el CJ implica que:
1) Se recibe un producto con calidad certificada y precios competitivos.
2) Como se trata de compras directas de los productores y/o de sus empresas colectivas, se maximiza la relación precio-calidad.
3) Operan proveedores con sólida y amplia experiencia comercial.
4) Hay colaboración en el desarrollo sustentable.
5) Se está participando en la RSE sin necesidad de hacer donación económica, sólo a través del consumo de un producto cotidiano.
6) El consumo de estos productos beneficiará la identificación de los empleados y/o colaboradores con su organización.
7) Genera posibilidades de desarrollar un programa empresarial conjunto hacia la sensibilización del CJ, para distinguirse con los clientes internos y externos como una organización amiga del CJ (http://www.comerciojusto.com.mx/).
Asimismo se señalan "beneficios" respecto al CJ que certifica FLO, ya que permite:
1) El abordaje del problema de la pobreza, permitiéndole a los productores en desventaja de los países pobres recibir un mejor trato.
2) Le ayuda a los productores a conseguir la certificación FLO. Los productores locales se podrán beneficiar con la asistencia de la sociedad civil para organizar una cooperativa, comprendiendo el sistema de CJ y accediendo a compradores de los productos del comercio equitativo. Los productores se benefician con la certificación de la FLO aún cuando sólo un pequeño porcentaje de sus cosechas sea comprado por clientes CJ.
3) Contribuye a la información ya que el CJ conecta directamente a los productores con los mercados de consumo e informa a los consumidores sobre la importancia de adquirir productos comerciados equitativamente que apoyan salarios vitales y condiciones saludables y seguras para los trabajadores del mundo en desarrollo.
4) Mejora la calidad de vida del artesano. En relación con las artes y artesanías, CJ ayuda a valorar y a preservar las culturas tradicionales; genera ingresos justos para los artesanos; informa a los consumidores sobre comercio y culturas; promueve lazos pueblo a pueblo entre los artesanos, comerciantes y consumidores.
5) Mejora, la equidad entre géneros en el terreno de las artes y artesanías: el 70% de artesanos son mujeres, garantiza que las técnicas artísticas de las culturas indígenas pasen a las próximas generaciones.
6) Mejora la calidad de vida del productor porque el CJ provee recursos para educación, salud y desarrollo comunitario a la vez que los precios más altos para las mercaderías permiten mejor estándard de vida. La participación en CJ fomenta la participación democrática en estructuras grupales cooperativas.
7) Otorga beneficios para la comunidad local ya que las contribuciones de CJ contribuyen a la viabilidad total de los sistemas sociales locales, los que en algunos casos son más significativas que los beneficios para los productores; beneficios que se acumulan en los niveles familiares, comunitarios y organizacionales, tales como crédito a bajo costo, estabilidad familiar y comunitaria, capacitación, oportunidad para nuevos negocios, auto-estima, educación formal, empleo, restauración cultural, conservación ambiental, acceso a la capacitación ya aumentar la habilidad para mejorar la calidad de su producción.
8) Brinda un mejoramiento continuo ya que las normas de CJ marcan una diferencia entre los requerimientos mínimos, que deben alcanzar los productores para ser Certificados CJ por la FLO, y los requisitos de progreso que alientan a las organizaciones productoras a mejorar constantemente las condiciones de trabajo y la calidad del producto, a aumentar la sustentabilidad ambiental de sus actividades y a invertir en el desarrollo de las organizaciones y sus productores/trabajadores.
9) Opera un mercado en crecimiento. Hace algunos años ha habido un gran aumento en el número de consumidores que demandan productos de comercio equitativo en sus hogares, oficinas y cafés. De acuerdo con la Federación de Fair Trade (USA), el mercado de comercio equitativo se eleva a 400 millones de dólares estadounidenses en ventas minoristas en Europa y USA. Aunque estas son porciones del mercado relativamente pequeñas, están creciendo rápidamente y algunas organizaciones promotoras citan varias encuestas que muestran un fuerte apoyo del consumidor (Véase: http://www.fairtrade.net. http://fairtrade.org.uk). 21 países en todo el mundo cuentan con "Iniciativas de etiquetado del Sello", como lo es la Asociación del Sello FAIRTRADE-Comercio Justo en España
10)Diveros productos pueden recibir la certificación: café, té, azúcar, cacao, frutas frescas, bananas, frutos secos, frutos desecados, arroz, miel, vino, zumos de frutas, quinua, legúmbres, soja, especias, flores, algodón y balones de fútbol.
Más de un millón y medio de productores y productoras, pertenecientes a 632 organizaciones de 59 países del Sur, venden sus productos con el Sello. En total aproximadamente 7,5 millones de personas se ven beneficiadas por el sistema Fairtrade (datos de finales del año 2007).
En el año 2007 los consumidores de todo el mundo gastaron 2.300 millones de Euros en productos FAIRTRADE (http://www.sellocomerciojusto.org/es/elsello/index.html).
En rueda de prensa celebrada en Madrid, el director del Sello Fairtrade-Comercio Justo en España, Pablo Cabrera, destacó que, "a pesar de la crisis, los consumidores españoles apuestan por este tipo de productos, pues se consumen habitualmente, benefician a los productores y tienen un factor añadido de calidad". En España, hay 31 empresas que tienen productos propios certificados con este sello.
A nivel internacional, las ventas de productos de CJ también han experimentado un aumento del 22 por ciento en comparación con 2007, con 2.894 millones de euros facturados en todo el mundo.
Por países, Reino Unido (con 880 millones de euros de ventas), Estados Unidos (con 757 millones), Francia (con 255 millones) y Alemania (con 212 millones) lideran la clasificación mundial. España se encuentra en las últimas posiciones "porque estos productos empezaron a comercializarse en el 2005, cuando en el resto de países llevan vendiéndose desde hace 10 años", precisó Cabrera.
Por productos, destaca el nivel de ventas del té, que crecieron un 112 por ciento en el último año. Los productores de algodón también han duplicado sus ventas, ya que en 2008 vendieron más de 27 millones de prendas, desde camisetas y vaqueros hasta toallas.
En el caso del café, uno de los productos más emblemáticos, el aumento fue del 14 por ciento, aunque Cabrera pronosticó que, de cara a 2009, el incremento "será aún mayor" después de que la compañía Starbucks se haya comprometido a doblar sus compras de café certificadas con el sello de CJ.
Esta certificación garantiza que un producto procedente de países del Sur se ha producido en condiciones dignas y comprado a un precio justo, que cubre de manera estable los gastos de producción. Además, deja un margen para la inversión en proyectos de la comunidad de los productores, como puede ser la construcción de escuelas y hospitales o de centros de formación profesional.
Actualmente es posible certificar productos como el café, el cacao, el azúcar, el té, la miel, las flores, el arroz, balones de deporte, especies, algodón, fruta fresca, frutos secos, bananas, vino o zumos de fruta (Las ventas de productos de Comercio Justo certificado aumentaron un 40% en España el año pasado. Madrid, 4 Jun. (EUROPA PRESS). http://www.europapress.es/).
Pero esta herramienta tiene “puntos débiles”:
1) Falta de una norma y práctica clara dado al surgimiento de múltiples calificaciones aceptables como herramientas para la RSE y el CJ que carecen de requisitos claros, situación que puede confundir al consumidor
2) Opera el límite del mercado. En regiones de USA y de Europa las ventas de los productos de comercio ya crecen a un ritmo más lento. Productores y comerciantes deberán continuaren la búsqueda de nuevos mercados para sus productos si la industria de CJ va a continuar creciendo rápidamente (Véase: http://www.fairtrade.net. http://fairtrade.org.uk).
3) Hay influencia limitada ya que las mercaderías comerciadas equitativamente representan sólo pequeños porcentajes del total del mercado y mientras el CJ produce un gran impacto sobre los productores que participan, aún no hay un movimiento suficientemente grande como para afectar considerablemente las prácticas industriales.
4) Hay carencia, por parte de los productores, de un conocimiento claro sobre CJ (Para muchos de los productores de las mercaderías CJ, es un concepto abstracto, alejado de sus vidas cotidianas. Aunque los productores tienen un íntimo conocimiento de procesos como la producción orgánica, porque esto incluye sus prácticas cotidianas de cultivo, muchas de las actividades relacionadas con la certificación, el márketing, etc. e llevan a cabo bajo el liderazgo cooperativo a nivel organizacional, contribuyendo a la falta de conocimiento por parte de los productores (Véase: http://www.fairtrade.net. http://fairtrade.org.uk).
A su vez, cabe destacar que dentro del movimiento de CJ existen “visiones” y “estrategias” diversas que se expresan, especialmente con respecto a la alianza con las grandes distribuidoras y con las grandes empresas de producción, así como en la relación con el mercado internacional.
Están los que promueven la alianza de los sellos de CJ con las grandes distribuidoras y consideran que el objetivo es responder ala necesidad de extender la oferta de los productos justos y su influencia en los grandes mercados para comprometer a más gente en el respeto a los derechos humanos (principalmente los económicos, sociales, culturales y medioambientales).
Por otra parte, los que son contrarios a esta alianza señalan que para los anteriores el CJ sólo es un pretexto para ampliar la gama de ofertas de las grandes distribuidoras. Es decir que la creación de un “nicho” de productos justos no las obliga a cambiar la práctica negativa del comercio tradicional. Es necesario incentivar nuevos modos de distribución más justos, inventar nuevos vínculos e imaginar nuevos medios de negociación, o incluso de presión, con estos actores para la adopción de normas éticas en la distribución de productos justos. En relación con las grandes empresas de producción (plantaciones y fábricas), los interrogantes surgen respecto a si estas empresas pueden ser consideradas socias con derecho propio en el movimiento de CJ (COTERA FRETELL, Alfonso. ORTIZ ROCA, Humberto. “Comercio Justo”. www.urbared.ungs.edu.ar/textos/).
Se requiere asumir “una estrategia integral” afirmando los principios, objetivos y métodos del movimiento de CJ. Esto implica actuar en distintos escenarios estableciendo relaciones de apoyo y articulación con otros movimientos sociales que intentan transformar las condiciones injustas del actual sistema económico, buscando alianzas estratégicas con sectores del Estado y empresas que den verdaderas evidencias de responsabilidad social (Ibíd).
Operan “desafíos” en relación al CJ, tales son:
1) Superar el esquema tradicional del comercio internacional (que el movimiento de CJ de alguna manera ha replicado), por el cual se ubica a los países del Sur como “productores” agrícolas y de materias primas, asumiendo que los países del Norte son los “consumidores” por su capacidad adquisitiva o bien los que transforman las materias primas y generan valor agregado. Cambiar esta situación supone revalorar los mercados locales, tanto en el Sur como en el Norte, incorporando en ellos productos justos al alcance de la capacidad adquisitiva de los consumidores y promoviendo una relación de cooperación entre productores y consumidores con apoyo de las instituciones públicas y privadas implica-das en el desarrollo de sus localidades.
2) Apoyar decididamente procesos productivos de transformación sostenible y sustentable de productos primarios en los propios países del Sur.
3) Limitación a superar es la referida al precio que se paga por los productos de los países del Sur en los países del Norte. Se debe propender a acortar la brecha entre la ganancia del productor y la ganancia del distribuidor, buscando modalidades de distribución más justas, mejorando los ingresos del productor y disminuyendo el precio al consumidor. Por ejemplo en el café: los costos de producción del café peruano ascienden aproximadamente a 70 dólares el quintal (50 Kg.) y el precio que le pagan a los productores en el mercado tradicional es de 60 dólares (precios a marzo de 2001) y en el CJ 121 dólares el quintal; mientras que la venta al público (Canadá) es de 530 dólares el quintal en el mercado tradicional y de 700 dólares en el CJ. Como podemos observar, las diferencias son enormes en ambos casos, a pesar de que el CJ paga más al productor que el mercado tradicional (Ibíd), ya que:
a) aún son los organismos de los países del Norte los que definen los criterios y normas que regirán las transacciones en el CJ, sin un adecuado diálogo con las organizaciones de los países del Sur. El reto es continuar con el proceso de constituir organismos de certificación de los productos del CJ en los países del Sur, y establecer una mayor coordinación y diálogo con los organismos de los países del Norte para establecer normas y estrategias conjuntas.
b) la poca gama de productos que abarcan actualmente las transacciones en el CJ. Se requiere ampliar dicha gama en el CJ, formalizando criterios definidos y una organización independiente de certificación.
c) aún el mercado de CJ es pequeño y se encuentra relacionado principalmente con los consumidores sensibilizados socialmente sobre los problemas de equidad y el medio ambiente. Se trata de reforzar el crecimiento de la población preocupada por los problemas del medio ambiente y por las relaciones de equidad en la actividad económica. Para ello, es conveniente organizar campañas de difusión y educación masivas que promuevan el desarrollo sustentable, la soberanía alimentaria, la defensa del medio ambiente y el respeto de los derechos de los trabajadores y productores marginados (Ibíd) .
Como “perspectivas” del CJ se destacan:
1) Ampliar el concepto de CJ, reconociendo que existe una diversidad de prácticas, modelos y escalas de comercio que buscan incorporar criterios de equidad en el intercambio comercial y fomentar valores en esas transacciones económicas. Ello supone una mayor interrelación entre actores y líderes de estas experiencias y entre las experiencias mismas para adoptar y renovar criterios comunes y sensibilizar a los otros actores para la incorporación de la perspectiva del CJ en las dimensiones locales, regionales y nacionales, y en las transacciones comerciales Sur-Sur y Norte-Norte, superando la visión restrictiva de la Unión Europea que reconoce sólo la dimensión Norte-Sur.
2) Reconocer a los productores y asalariados como actores de pleno derecho, incorporándolos en la discusión y definición de los criterios para la certificación justa, así como en la evaluación y seguimiento de estos criterios. El diálogo debe abarcar también la definición de nuevas estrategias para la extensión del CJ hacia nuevos productos y hacia nuevos mercados, y especialmente incorporar productos transformados localmente. Para ello se debe trabajar en el fortalecimiento de las capacidades de producción, organización y gestión de los productores marginados.
3) Contribuir al desarrollo de la comunicación entre todos los actores del CJ ya que la circulación de la información entre los grupos de productores, consumidores, importadores, certificadores, tiendas, funcionarios y políticos es fundamental para el conocimiento y desarrollo del CJ. Es importante compensar el retraso de las regiones y los productores marginados en materia de infraestructura que faciliten el acceso a la información y permitirles el uso de los medios de comunicación actualmente disponibles, como por ejemplo las nuevas tecnologías de la información y comunicación.
4) Apoyar la búsqueda de estrategias de desarrollo local y la mejor manera de ubicarse en el proceso de globalización es afirmando los espacios locales y su centralidad, para lo cual se deben buscar nuevas estrategias de desarrollo local. Estas estrategias deben tener como objetivos centrales: la soberanía y la seguridad alimentaria, el empleo, la salud, la diversificación productiva, la articulación económica local, la apertura de mercados regionales y el desarrollo endógeno e integrado.
5) Implementar plataformas de articulación entre los actores y experiencias de CJ a nivel local, regional, nacional e internacional. Es fundamental que el movimiento de CJ se dote de plataformas comunes que orienten el trabajo. Se trata de consensuar objetivos comunes entre los actores e instituciones que participan en el movimiento de CJ, desde el ámbito local al internacional, y que se conviertan en líneas de acción a desarrollar y promover en la sociedad, así como demandas concretas a plantear a los Estados y los organismos supranacionales.
6) Desarrollar la colaboración entre el movimiento de producción y comercialización orgánica y el CJ; evitar la duplicidad entre el trabajo del movimiento orgánico y el movimiento de CJ. Para ello, se deben incorporar criterios medioambientales en los sellos de CJ y criterios sociales-solidarios en los sellos orgánicos, buscando la participación de todos los protagonistas (productores, consumidores, instituciones y organizaciones, etc.).
7) Incorporar a los criterios de CJ los impactos de los modos de producción e intercambios internacionales en el medioambiente. Se trata de integrar criterios de defensa del medio ambiente en los procesos de producción e intercambio internacional, en el marco de la búsqueda de un comercio sustentable. Se debe participar junto a las organizaciones medio-ambientalistas en los esfuerzos para la internalización en los procesos de producción, distribución y consumo de los costos medioambientales y sociales y la implementación de un Acuerdo Multilateral sobre el Medio Ambiente.
8) Elaborar normas justas para nuevos productos y nuevos sectores; fomentar la transformación de productos primarios por los mismos productores y lo más cercano posible al lugar de origen de dichos productos; desarrollar normas de CJ para productos que tienen un papel importante en la soberanía y seguridad alimentaria.
9) Favorecer el desarrollo integral articulándose con las otras experiencias de economía solidaria ya que el movimiento de CJ forma parte de una propuesta integral de economía solidaria, y, por lo tanto, se debe articular con otros movimientos y esfuerzos de promoción de actividades económicas solidarias (finanzas solidarias, desarrollo local, turismo responsable, consumo ético, trueque y moneda social, intercambio de saberes, servicios de proximidad, etc.) que permitan generar sinergias económicas y sociales para ganar mayor presencia en los espacios públicos.
10) Ampliar la distribución de los productos justos sin caer en prácticas oligopólicas; buscar canales de distribución masiva de los productos del CJ, tanto en el mercado internacional como en el mercado local, ampliando los canales propios e integrándolos a los canales tradicionales de distribución, negociando y presionando a las grandes distribuidoras al ejercicio de la ética en los negocios y en su responsabilidad social.
11) Luchar por un estatuto jurídico satisfactorio para los productos de CJ; su reconocimiento en su aporte a la búsqueda de equidad en las transacciones comerciales y en su lucha contra la marginación y la pobreza, así como en la búsqueda de un mundo sustentable y responsable; debe expresarse también en el terreno jurídico a través de un estatuto legal que promueva y facilite dicha actividad.
12) Intervenir en los procesos de intercambio e integración comercial que se desarrollan a nivel internacional; en alianza con otros actores económicos y sociales se deben promover diálogos entre la sociedad civil y los Estados sobre las implicancias de los acuerdos multilaterales sobre las inversiones, las condicionalidades de las instituciones financieras internacionales, las negociaciones en las zonas de libre comercio, los convenios y otros acuerdos de las cumbres mundiales; promover los acuerdos de integración equitativa regionales y subregionales en los continentes del Sur, asumiendo una actitud crítica y propositiva respecto a las propuestas del AMI y del ALCA (Ibíd).
Por ello, 1) las “empresas”, deberían:
a) Adoptar etiquetas y sellos de CJ.
b) Adoptar códigos de conducta y etiquetas sociales que recepten los principios del Pacto Global de Naciones Unidas.
c) Desarrollar conductas que hagan al CJ y a la RSE.
d) Actuar con transparencia y realizar el control interno.
e) Hacer conocer a nivel local, nacional e internacional de su adhesión al CJ y a la RSE.
2) Los “consumidores”, deberían:
a) Ejercitar un consumo ético, responsable, justo, equitativo y sustentable.
b) Fomentar el CJ comprando productos que lleven dichos sellos y etiquetas.
c) Controlar el uso de los referidos sellos y etiquetas.
3) La “sociedad” en general, debería:
a) Contribuir a una mayor difusión del CJ como importante aporte de la Economía solidaria.
b) Implementar cursos de capacitación orientados a convertir a los consumidores responsables y difusores permanentes de las bondades del CJ.
c) Sugerir a las autoridades locales y regionales que empiecen a jugar un rol promotor mediante un apoyo real y coordinado para el desarrollo de las actividades propias del CJ, por ejemplo tiendas y ferias solidarias.
d) Promover la inclusión de conceptos del CJ como parte de las prácticas regulatorias de la OMC. e) Informar más acerca de las reales ventajas y desventajas de los tratados de libre comercio y promover la inclusión de los conceptos del CJ en su negociación.
f) Promover globalmente la certificación del CJ.
g) Conocer y difundir la importancia de la certificación para la práctica del CJ.
h) Promover la RSE a nivel corporativo e individual, pues aquel que no actúa con responsabilidad social en su vida diaria, difícilmente lo hará en su vida empresarial.
i) Aplicar la responsabilidad social en el marco de todas las decisiones y actividades de carácter económico que pudieran tener una incidencia social relevante.
j) Incidir para que las empresas apliquen la responsabilidad social en todas sus decisiones y actividades de carácter económico.
k) Difundir la importancia de revalorar el trabajo reproductivo en los países.
l) Promover el desarrollo con equidad a partir de las garantías sociales requeridas para la aplicación del marco normativo existente.
m) Organizar y participar en talleres acerca de garantías sociales, en colaboración y coordinación con las instituciones locales y regionales. n) Seguir reforzando las organizaciones de CJ y RSE.
4) Los “Estados en desarrollo” deberían:
a) Dictar un estatuto normativo referido a la certificación y etiquetado de CJ, en cuanto marco que contenga los presupuestos mínimos.
b) Adoptar e implementar los estándares mínimos internacionales sobre CJ con base participativa y regional.
c) Establecer normas de acreditación e instauración de organismo de certificación sobre CJ.
d) Proteger jurídicamente el uso de ciertos términos en las etiquetas de los productos de CJ.
e) Estimular la adopción de ciertas normas de CJ mediante la provisión de información, incentivos fiscales o subsidios.
f) Proveer servicios de laboratorio para los productores y fomentar el establecimiento de oficinas locales de certificación, suministrando servicios de certificación.
g) Otorgar incentivos para la adopción de normas ya que si un estándar voluntario, social o ambiental, está alineado con la política gubernamental, es probable que un gobierno quiera estimular su adopción.
h) Dotar con fondos a las organizaciones que promuevan la adopción de estándares para la certificación del CJ.
i) Subvencionar a los productores que implementen dicho estándar, mediante el pago de los costos de certificación durante el período de conversión, o de las auditorias previas a la certificación.
j) Fomentar campañas públicas de información para los productores y consumidores.
k) Proveer incentivos a las empresas que adopten institutos y técnicas que posibiliten la RSE.
l) Promover una gobernabilidad local más efectiva y participativa.
ll) Institucionalizar mecanismos a nivel nacional y local para profundizar y ampliar el diálogo dentro de los gobiernos, y entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil, y dotar a tales instituciones con la capacidad de colaborar en proyectos productivos para desarrollar el CJ.
m) Reducir las barreras arancelarias y no arancelarias al comercio, y así mejorar el acceso al mercado para los pequeños productores en los países en desarrollo.
n) Instrumentar evaluaciones de impacto social y ambiental previas a cualquier nuevo acuerdo comercial, poniendo especial atención a los efectos sociales, económicos, de género y ambientales. ñ) Impulsar un justo y libre comercio durante los procesos de negociación de los acuerdos de libre comercio por parte de los países desarrollados quienes deben aplicar los principios de CJ para así posibilitar a las naciones en desarrollo el fortalecimiento de los sectores de sus economías que proveen oportunidades de empleo a los pobres.
o) Acompañar el comercio con medidas de distribución de la renta equitativas, de tal forma que los pobres se vean beneficiados del crecimiento económico resultante de los incrementos en el producto interno bruto.
p) Apoyar y realizar campañas de difusión del CJ entre los consumidores para que estén más concientes de su significado.
q) Alentar relaciones comerciales amplias entre CJ-industria.
r) Fomentar activamente la adopción de criterios de CJ en sus políticas de adquisición en los ámbitos nacional, regional y local, y en las agencias internacionales.
5) Los “organismos no gubernamentales” deberían:
a) Promover el desarrollo del CJ.
b) Fomentar la participación de los distintos actores en el CJ.
c) Constituir Redes y Foros de CJ tanto a nivel regional, nacional como internacional.
d) Jugar un rol preponderante en la certificación y etiquetas de CJ.
2) los “inversores”, deberían:
a) Volcar sus fondos en empresas socialmente responsables alineadas en el CJ.
6) Los organismos internacionales públicos, deberían:
a) Cambiar las normas del comercio internacional que privilegian a los países ricos y a sus negocios e impiden a los gobiernos de los países en desarrollo y no desarrollados decidir cómo luchar contra la pobreza y proteger el medio ambiente.
b) Reformar las reglas de funcionamiento del comercio mundial para la búsqueda de un nuevo orden económico internacional.
c) Implementar políticas de comercio alimentario y agrícola que contribuyan a fomentar la seguridad alimentaria para todos a través de un sistema de comercio mundial justo y orientado al mercado.
d) Individualizar instrumentos normativos de comercio internacional que apoyen las actividades de desarrollo en una economía en proceso de globalización.
e) Sugerir formas de superar las limitaciones a que hacen frente los países en desarrollo para beneficiarse plenamente del sistema multilateral de comercio.
f) Prestar apoyo técnico a los países en desarrollo para contribuir a su comprensión de las cuestiones de negociación relacionadas con el comercio.
g) Ocuparse de cuestiones relativas al derecho y las normas de la competencia;
h) Desarrollar y diversificar el sector de los productos básicos.
i) Promover la gestión de riesgos en prevención de posibles fluctuaciones de los precios de productos básicos.
j) Buscar soluciones para las limitaciones a que hacen frente los países en desarrollo cuando tratan de superar retos ambientales.
k) Eliminar las subvenciones que permiten exportar los productos de los países ricos por debajo del precio de coste de producción, dañando el sustento de las comunidades rurales en los países empobrecidos.
l) Celebrar acuerdos provistos de obligatoriedad jurídica con una cláusula social y ambiental en el marco de la OMC contribuyendo efectivamente a crear un sistema verdaderamente internacional.
ll) Reformular las políticas comerciales de la OMC a fin de no promover ni hacer valer la liberalización como una solución económica que mide a todos con la misma vara.
m) Implementar políticas comerciales de manera justa, transparente y democrática, buscando la participación plena de las empresas pequeñas y medianas y el sector agrícola en los países en desarrollo.
n) Fomentar las políticas comerciales favorables al ambiente y al CJ que respeten el derecho de productores y consumidores a participar sin restricciones en el CJ.
ñ) Cumplir las reglas de comercio que prohíben el dumping en las exportaciones por parte de la OMC.
o) Celebrar acuerdos sobre productos básicos que ayuden a que los agricultores reciban un precio justo, al tiempo que protejan a los consumidores y el medioambiente.
p) Abordar y acotar el poder desmedido del mercado y las prácticas predatorias de los monopolios transnacionales en el sector de alimentos y agricultura a través de las reglas de comercio.
7) Los organismos internacionales privados, deberían:
a) Dictar directrices, códigos de conducta, etiquetas sociales, etiquetas y sellos de CJ.
b) Instaurar normas de procedimiento, certificación y control de CJ.
c) Asesorar a los distintos actores del CJ respecto a sellos, etiquetas, procedimientos.
Solo así se podrá hacer realidad el “comercio libre pero justo”, tanto a nivel internacional como nacional y regional.
La opción está frente a nosotros. Cualquiera sea el rol que desempeñemos en la sociedad.